By Claudia Corral (AEGEE-Zaragoza)
“Una amiga me ha propuesto viajar barato a Turín este verano escribiendo una carta y pagando 30 euros para inscribirme” Así lo veía yo antes irme a mi primera SU hace ya 3 veranos. Lo que no sabía es que, no solo iba a ser mucho más que eso, sino que me iba a cambiar la vida.
Al poco de llegar lo único que veía era gente nueva de muchos lugares que tenía nombres raros, muchas actividades que al principio no seguía o entendía. Incluso me parecía algo extraño tener que dormir todos en un gimnasio, me sentía un poco perdida.
A los pocos días eso cambió: esa personas nuevas se convirtieron en personas que parecía conocer de toda la vida, y con alguna de ellas aún mantengo muy buena relación después de 3 años; las actividades cada vez me gustaban más y solo esperaba a ver cuál era la siguiente, y el gimnasio se convirtió como en la casa de una gran familia para mí, donde empleábamos el poco tiempo que teníamos para dormir en jugar y contar historias hasta las mil… ahora busco que las SU tengan gimnasio!
Había viajado antes pero me di cuenta de que nada como gente del propio país para adentrarte de verdad en la cultura de allí, nada de guías que te meten la chapa de la historia del país, los organizadores siempre encontraban una forma divertida de enseñarnos la ciudad, juegos con los que aprenderte las costumbres, actividades sobre cocina Italiana, clases de italiano especiales… aún no se me ha ido de la cabeza todo lo que aprendí gracias a eso!
Visita a los Alpes italianos, City tours, ruta en barco por la ciudad, visitas a museos, aquapark, fiestas temáticas cada noche… Era un non-stop, después de pasar el día sin parar de hacer cosas, por la noche tocaba la fiesta y vuelta a madrugar para volver a aprovechar a tope el día siguiente, nunca pensé que mi cuerpo se pudiera acostumbrar tan pronto a dormir tan poco y a hacer tanto pero valía muchísimo la pena. Los días se me pasaban volando!
Me encantaba la gran diversidad cultural que existía, todo lo que podíamos aprender unos de los otros, la complicidad que teníamos, las ganas de conocer y sobretodo de pasarlo bien.El último día pensaba que no podía despedirme para siempre de toda esa gente, de los organizadores que habían trabajado tanto para nosotros, mi spanish-guetto inseparable y el resto de participantes y el buen rollo que había entre todos nosotros. Pensaba que no los volvería a ver, pero con AEGEE eso no es para nada difícil. Llorando como una magdalena salí hacia el aeropuerto sabiendo que había pasado dos semanas inolvidables.
Después de 3 SUs como participante y 2 como organizadora, sigo teniendo relación con gente de esta primera y los sigo viendo y aunque pueda conocer a más gente y vivir más experiencias cada SU es diferente y cada grupo de participantes es único y nada se puede comparar, ¡lo único las ganas de volver a empezar una otra vez!
Ahora cuando promociono las SU siempre pongo la frase “El mejor verano de tu vida” pensando que muchos lo verán como una simple manera de venderlo, lo que a lo mejor no saben es llevo toda la razón!